17 abril, 2024

Visions du Réel 2024 - Parte 3: Robar el hogar

Los festivales españoles más destacados en el género documental tienen ya preparadas sus programaciones. Docsbarcelona, que se celebra entre el 2 y el 12 de mayo, propone una interesante lista de títulos en una edición que tiene como eje principal una reflexión sobre los colonialismos, tan de actualidad en relación con el mundo del arte y la participación de la artista hispano-peruana Sandra Gamarra como representante de España en la Bienal de Venecia. Docsbarcelona 2024 se inaugura con Agent of happiness (Arun Bhattarai y Dorottya Zurbó, 2023), que participó en el Festival de Sundance, y que competirá en la sección oficial que ahora se denomina Docs&Pearls, donde participan 15 títulos entre los que se encuentran Daughter of Genghis (Kristoffer Poulsen,  Christian Als, 2024), Johatsu - Into thin air (Andreas Hartmann, Arata Mori, 2024), Phantoms of Sierra Madre (Håvard Bustnes, 2024), Sconosciuti puri (Valentina Cicogna, Mattia Colombo, 2023), Eternal you (Hans Block, Moritz Riesewieck, 2024), Mexican dream (Laura Plancarte, 2024) o Copa 71 (Rachel Ramsay, James Erskine, 2024). Además de las producciones españolas Balomania (Sissel Morell Dargis, 2024) y Hágase tu voluntad (Adrián Silvestre, 2024). La sección Docs&Love ofrece seis títulos entre los que destacamos Queendom (Agniia Galdanova, 2023) y Bye bye Tiberias (Lina Soualem, 2024). Entre los invitados de esta edición, el cineasta Victor Kossakovsky presentará su última película Architecton (2024), que estrenó en el Festival de Berlín, mientras que el director norteamericano John Wilson, conocido por su serie How to John Wilson (HBO Max, 2020-2023), que es Invitado Especial en Visions du Réel, ofrecerá una Masterclass en Docsbarcelona.  

Por su parte, entre el 1 y el 5 de mayo, el festival Play-Doc celebra su vigésimo aniversario en la localidad gallega de Tui con una programación tan arriesgada como suele ser habitual. Destaca la primera retrospectiva europea dedicada al cineasta Leon Hirszman (1937-1987, Brasil), figura clave del Nuovo Cinema Brasileño; un homenaje y retrospectiva dedicados al realizador William Friedkin (1935-2023, Estados Unidos); la presentación de cortometrajes dirigidos por David Gladwell (1935, Reino Unido), montador de cineastas como Lindsay Anderson y James Ivory; el estreno mundial de la versión restaurada de Kriegsende (1993), de la directora alemana Viola Stephan y un homenaje al 50 aniversario de la revolución de los claveles con la proyección de la película colectiva As armas e o povo (1975). Dentro de su sección competitiva, Play-Doc ofrece una selección de cineastas destacados: Cinema Before 1300 (Jerome Hiler, 2023), Bonjour la langue (Paul Vecchiali, 2023, Francia), Film annonce du film qui n'existéra jamais: 'Drôles de guerres' (Jean-Luc Godard, 2023), Frente a Guernica (Yervant Gianikian, Angela Ricci Lucchi, 2023), Gli ultimi giorni dell’umanità (Enrico Ghezzi, Alessandro Gagliardo, 2022), Oú sont tous mes amants? (Jean-Claude Rousseau, 2024) y el estreno europeo de Leme do destino (Júlio Bressane, 2023).

Kamay

Ilyas Yourish

Afganistán, Bélgica, Francia, Alemania 2024 | Competición Internacional | ★☆


La planta kamay, que da título a la película y la productora Kamay Film fundada por Ilyas Yourish, nacido en Kabul pero residente en Bélgica, crece de manera silvestre en las montañas del centro de Afganistán, y representa el carácter autosuficiente y resistente de la población Hazara, de los que se calcula que entre 6 y 8 millones vivían en el país antes del control recuperado por los talibanes en 2021. Veinte años atrás, después de la primera caída del régimen talibán en 2001, muchas jóvenes hazaras acudieron a ciudades como Kabul para estudiar en las universidades, siendo la primera generación que pudo tener acceso a la educación. Pero debido a su origen tuvieron que enfrentarse a discriminaciones y humillaciones, que aumentaron progresivamente a partir de 2016. Zhara Khawari se suicidó en la Universidad de Kabul en 2017 a causa de las humillaciones de un profesor que rechazaba sistemáticamente sus propuestas de tesis, después de que ella se resistiera a su acoso sexual. Kamay (Ilyas Yourish, 2024) comienza con su hermana Freshta recogiendo la planta en la zona desértica y montañosa de Daikundi en la que ha vivido su familia desde los años cincuenta, como una especie de tributo a Zhara. Filmada a lo largo de seis años, hasta justo antes de la entrega de Afganistán a los talibanes por parte de la comunidad internacional, la película es un viaje doloroso a través del trauma que sufre una familia por la muerte de su hija, pero también alrededor del complejo y corrupto sistema judicial afgano. Los padres Hawa y Younes tienen más de cincuenta años, y deben realizar numerosos viajes en autobús hasta Kabul, que duran varios días, para hablar con la abogada que lleva el caso de su hija, tratar de recuperar sus pertenencias o asistir al juicio contra el profesor, con pocas esperanzas de que sea condenado. Esta representación de la persistencia y la resistencia construye una historia que subraya el compromiso con la memoria de Zhara que mantiene siempre la familia Khawari. Encerrados es esa especie de prisión natural que supone vivir aislados en unas montañas desérticas en las que apenas llueve, asumen con mayor profundidad el drama de la pérdida, que no necesita ni siquiera mostrarse de una manera directa, como cuando el director se enfoca en las manos de la madre mientras deshace la maleta de su hija que se había quedado en Kabul. 

Ilyas Yourish captura este dolor de muchas maneras, envolviendo a Freshta de ese entorno majestuoso de las montañas, utilizando el silencio y los planos de detalles que aportan una atmósfera pesada y callada, y alternando la amplitud del exterior con los primeros planos de los rostros dentro de la casa. Pero la película aporta un punto de vista que se aleja de la simple representación del dolor, a través de la voz en off de Freshta, que en cierta manera es la nueva generación que aspira también, a pesar de todo, a estudiar como su hermana, aunque sus padres no quieren que lo haga en la capital. "Estoy empezando a odiar Kabul", dice la madre. A través de esta historia concreta, sin embargo, Ilyas Yourish, que también es de origen hazara, sabe mostrar las consecuencias de una presión constante hacia una población concreta, lo que él denomina "un lento genocidio" en el que el objetivo es borrar sus huellas. Los planos rodados por el propio director y Shahrokh Bikaran, que es co-autor del guión, tienen un especial cuidado en la composición y la profundidad, incluso aunque muchas veces se utilizaran teléfonos móviles para grabar, sobre todo en las calles de Kabul. La tensión es creciente en la película conforme se reciben noticias de la ofensiva de los talibanes en los alrededores de Daikundi, lo que añade un elemento más de presión a la familia, que ahora debe decidir si huye como muchos de los que les rodean o permanecen en su casa, mientras el sueño de Freshta de estudiar comienza a desvanecerse con el control que van consiguiendo los talibanes, y que acabó con aquella caótica salida de las tropas internacionales de Kabul. A pesar de la exploración del dolor y la pérdida, Kamay sin embargo es una película que transmite la esperanza de la resistencia y la fortaleza de la dignidad. Tras la llegada de los talibanes, la familia Khawari consiguió huir y actualmente vive en Alemania. 

The landscape and the fury

Nicole Vögele

Suiza 2024 | Competición Internacional | ★☆


La imagen muestra varias veces a lo largo de sus más de dos horas de duración una lenta panorámica de la zona boscosa que sirve como refugio y como escondite para los grupos de inmigrantes que cruzan la frontera entre Bosnia y Herzegovina y Croacia, como un manto verde que oculta en su interior las huellas del pasado y los restos del presente. Entre la maleza y las hojas caídas, hay retazos de ropas que ya no proporcionan calor, desperdicios variados y hasta fotografías que dejan constancia de la identidad de algunos de los inmigrantes que han pasado por esta zona, cerca de Velika Kladuša que fue, antes de la guerra de la ex-Yugoslavia, sede de una importante industria agroalimentaria que disminuyó su producción radicalmente a causa del conflicto. La directora Nicole Vögele (1983, Suiza) estudió periodismo y tiene efectivamente esa mirada desde la distancia que le proporciona su experiencia como periodista de investigación que ha tratado en algunos reportajes el drama de los refugiados y sus dificultades para cruzar Europa hacia un destino desconocido. La cámara está muchas veces alejada de sus protagonistas, pero se escuchan con claridad sus conversaciones, como cuando un grupo de refugiados permanecen sentados a un lado de la carretera: "No tenemos dinero para volver pero tampoco sabemos dónde ir", comenta uno de ellos reflejando la incertidumbre que comenzó sin un propósito claro más que el de huir de una situación de pobreza o peligro. Entre las pequeñas localidades de Ravnice y Bućevci, las vidas de los que pasan y los que permanecen se cruzan constantemente, y a veces la película muestra conversaciones entre familias de la localidad que hablan sobre la necesidad de ayudar a estos refugiados proporcionándoles algo de comida, cobijo o dinero, pese a la dificultad del constante flujo de personas: "Son muchos. No podemos ayudar a todos", dice una de las vecinas. Pero a veces se producen vínculos más personales, como el que acaba teniendo Eno con una familia, con la que le que vemos más tarde conversando emocionadamente a través de la cámara de su móvil, cuando ya están asentados en Inglaterra. 

Pero al margen de estos momentos más cercanos, las imágenes de The landscape and the fury (Nicole Vögele, 2024) mantienen generalmente la distancia, con un sentido del ritmo que está marcado por la propia naturaleza, el entorno que se vuelve protagonista absoluto y por tanto el que sostiene una mirada que no se apresura mientras se van formando nubes o los árboles se mecen con el viento. Acostumbrarse al ritmo de una película que se estructura a través de las estaciones del año requiere por tanto algo de compromiso por parte del espectador, pero una vez que aceptamos la cadencia de la película también consigue envolverse de una cierta atmósfera que está marcada asimismo por la sutil creación sonora de Alva Noto (1965, Alemania), uno de los compositores de la banda sonora de El renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015), que establece una cierta sensación de opresión y tensión, junto a la fotografía muchas veces nocturna de Stefan Sick, que ha trabajado anteriormente con Nicole Vögele en películas como Fog (Nebel) (2014), un proyecto experimental que tiene algunas conexiones en cuanto al enfoque visual con ésta, com esos planos generales que se recrean en el discurrir del tiempo. La oscuridad envuelve muchas veces la mirada hacia el bosque, y en una de las ocasiones se escucha un grito que refleja una situación tensa, de la que solo vislumbramos los restos que han quedado a la mañana siguiente. Entre los que permanecen y los que pasan de largo, un equipo de detección de minas que quedaron sin explotar durante la guerra se esfuerza en localizarlas y marcar zonas que podrían ser peligrosas, de manera que las huellas del pasado también forman parte del paisaje, como un tanque oxidado o una edificación destruida. Dos veteranos de ese conflicto fratricida comparten recuerdos sobre su paso por el ejército y su confrontación con la muerte de algunos conocidos. The landscape and the fury utiliza un espacio fronterizo para reflejar los contrastes entre el pasado y el presente, entre los que tienen hogar y los que buscan un hogar, conformando un paisaje humano envuelto en los ritmos del paisaje natural. 

My stolen planet

Farahnaz Sharifi

Alemania, Irán 2024 | Highlights | 

Berlinale '24: Panorama

Tesalónica '24: Alejandro de Oro Mejor Película, Premio FIPRESCI


En esta poderosa crónica sobre la resistencia constante de las mujeres en Irán, la directora Farahnaz Sharifi (1979, Irán) que actualmente reside en Alemania, recuerda su infancia dividida en dos planetas, el del exterior con las imposiciones del régimen de Jomeini y el del interior de su hogar, representado por la imagen de ella misma a los siete años con el hijab en la mano: "Mi planeta estaba lleno de baile, incluso con Jomeini en la pared", comenta como narradora de su propia historia. El baile, prohibido en Irán, se convierte en uno de esos actos cotidianos de resistencia contra la cultura de odio impuesta en el país: "Lo primero que nos enseñaban en la escuela era desear la muerte de otros", comenta mientras se muestran imágenes de un aula en la que los alumnos gritan consignas anti-norteamericanas. Como cuando enfermeros y enfermeras de hospitales se grabaron bailando durante la pandemia del Covid-19 para dar ánimos a unos pacientes que no tenían acceso a las vacunas porque Irán se negaba a comprarlas a Estados Unidos (las cifras oficiales de muertos se ponen en duda). Farahnaz Sharifi nació tres días después de la revolución islámica en Irán, la que comenzó precisamente como un acto de resistencia contra las injerencias extranjeras en el país y se fue desarrollando como un régimen opresor, especialmente para las mujeres: "En esta revolución no había espacio para nosotras". La imposición del hijab se convierte en una representación de sumisión, pero posteriormente se convertiría en un símbolo tras la muerte de Mahsa Amini en 2022 después de su arresto por llevar mal puesto el velo, que desató protestas continuas bajo el lema "Women. Life. Freedom" (Mujeres. Vida. Libertad). En un ejercicio de narrativa personal para contar una experiencia colectiva, la directora mezcla imágenes de archivo de su familia con otras que ha ido consiguiendo a lo largo de los años, como ella misma dice en la película: "Compro los recuerdos de la gente",  definiendo su obsesión por adquirir metraje en Super 8. Parte de este material ofrece las imágenes más violentas, que Farahnaz Sharifi no tiene pudor en mostrar con toda su visceralidad. 

Ganadora del premio ReFrame en IDFA 2021 por el uso creativo de imágenes de archivo en la película Radiograph of a family (Firouzeh Khosrovani, 2020), en la que ella realizó el excelente trabajo de edición, Farahnaz Sharifi sigue los pasos de aquel relato sobre la deriva radical del régimen iraní para trazar un recorrido por la historia reciente de Irán a partir de su experiencia personal, pero también de la experiencia de otros. La amistad con Leyla, una académica que huyó a Estados Unidos con su familia después de que su casa en Irán fuera confiscada, refuerza el sentido de dualidad que ella misma siente, y la necesidad de preservar la memoria familiar se proyecta desde el progresivo deterioro de su madre, afectada por el alzheimer, que la directora ve desde la distancia, participando en una residencia de artistas en Alemania en la que precisamente estuvo trabajando en esta película. Tras una de las muchas protestas que protagoniza la propia Farahnaz Sharifi, una de las participantes afirma que "durante cuarenta años hemos buscado la libertad en las calles", como un acto permanente de reivindicación a pesar de la dura represión policial. Una resistencia que se remonta al año 1994, cuando la psiquiatra infantil Homa Darabi se inmoló como acto de protesta, después de haber sido expulsada de la Universidad por incumplimiento del hijab. Aunque la justicia le dio la razón, la Universidad de Teherán se negó a readmitirla, de manera que se convirtió en el primer rostro de la rebeldía de las mujeres. My stolen planet (Farahnaz Sharifi, 2024) es una película emocionante y visceral a veces, que reivindica la filmación como un acto de protesta, especialmente cuando la popularidad de los móviles permitió "grabar la historia que no querían que fuera grabada". También recuerda cómo la policía iraní allanó su casa mientras ella se encontraba en Alemania, una invasión de su planeta privado que difuminó las fronteras entre lo político y lo personal. Y en su enérgico relato, Farahnaz Sharifi utiliza la experiencia personal como una herramienta de protesta que refleja las experiencias colectivas de las mujeres iraníes. 

Shahid

Narges Kalhor

Alemania 2024 | Burning Lights | ★☆

Berlinale '24: Caligari Film Award, CICAE Art Film Award


También reside en Alemania Narges Kalhor (1984, Irán), quien participó en la sección Forum del festival de Berlín con esta imaginativa película que utiliza en este caso la creatividad en la puesta en escena para trazar otro relato personal, introduciendo ideas complejas dentro de una metanarrativa que reflexiona sobre la identidad, pero también se cuestiona a sí misma respecto a los diferentes niveles de privilegio dentro de la comunidad iraní en el extranjero. La actriz Baharak Abdolifard interpreta un alter ego de la directora cuando se encuentra en Berlín, perseguida por un grupo de bailarines masculinos vestidos de negro como las sombras de la tradición familiar que permanecen representando al pasado. La intención de Narges es la de eliminar de su nombre el apellido Shahid, que significa "mártir", y que hace referencia al asesinato de su bisabuelo en 1907. Acompañada constantemente por la presencia de este antepasado (Nima Nazarinia), que encabeza la cohorte de bailarines, ella considera su apellido como un lastre que subraya la imposición de la masculinidad en la tradición familiar, tratando de romper el círculo vicioso de su condición de inmigrante: "No quiero ser constantemente una víctima". Pero la burocracia alemana impone algunos criterios para este cambio de apellidos, entre ellos una evaluación psiquiátrica. Para cuando Narges personaje se encuentra en la consulta del psicólogo von Ribbentrop (Thomas Sprekelsen), Narges directora ya se ha incorporado a su propio relato, de manera que la película rompe la cuarta pared constantemente para mostrar no solo la historia principal sino también la construcción de esa historia como película. Y poco a poco, Narges Kalhor va adquiriendo mayor protagonismo dentro de la imagen, conforme se va cuestionando la propia naturaleza de este documental híbrido que juega de manera divertida con los géneros y las narrativas de la representación teatral, el musical y la comedia, convirtiéndolo en una experiencia singularmente creativa y original. 

Durante uno de los ensayos de la película Shahid (Narges Kalhor, 2024), la directora escucha una grabación de algunos extras que se refieren a ella como una privilegiada, a la que resulta demasiado fácil conseguir todo lo que se propone. La relación familiar con el ex-presidente Ahmadineyad puede haber acelerado el proceso de asilo de Narges en Alemania, que consiguió después de permanecer tan solo tres meses en el Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo en Zindorf, mientras que otros, como el dueño de una pequeña tienda a la que acude, ha tardado años en conseguir la residencia. Este cuestionamiento sobre los privilegios dentro de la comunidad emigrante rompe el relato que hemos estado viendo hasta el momento, y la propia solicitud de un cambio de apellido para contrarrestar la imposición de una cultura patriarcal, parece un simple capricho frente a las problemáticas de otros refugiados que están a expensas de la detención y la repatriación, como se representa en una secuencia. En este sentido, es una propuesta valiente que la directora se plantee estas reflexiones sobre la identidad, los privilegios y las diferencias sociales, y aporta una profundidad más compleja a una narrativa que juega constantemente con la puesta en escena visual, con los sonidos y con la música. Pero a pesar de esta mezcla entre el relato ficticio y el ensayo reflexivo, Shahid mantiene una coherencia como narración cinematográfica, no se siente nunca deslavazada ni demasiado ambiciosa, e introduce también un giro de guión que acaba transformando el punto de vista de la directora-protagonista, y por tanto cambiando también la perspectiva del resto de personajes. De manera que se convierte en una de las propuestas más imaginativas y originales que hemos visto este año. 


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Películas mencionadas: 

El renacido se puede ver en Disney+ y Netflix. 


15 abril, 2024

Visions du Réel 2024 - Parte 2: Congelar el tiempo

Continuamos nuestras crónicas de Visions du Réel desde Nyon (Suiza), repasando las películas que forman parte de su programación, pero también con una mirada puesta en otros encuentros que han concluido este fin de semana. D'A Festival de Cine de Barcelona, que se ha celebrado entre el 4 y el 14 de abril, ha dado a conocer su lista de premiados, con la producción coreana Mimang (Taeyang Kim, 2023) como ganadora del Premio Talents, y la española Reír, cantar, tal vez llorar (Marc Ferrer, 2024) receptora del premio Un Impulso Colectivo, los dos galardones principales del festival. La producción española ha recibido buena parte de los premios, con Sueños y pan (Luis (Soto) Muñoz, 2023), consiguiendo el Premio OpenECAM, y los cortometrajes Contadores (Irati Gorostidi Agirretxe, 2023), ganador del premio a la Mejor Fotografía en Alcalá de Henares, que ha conseguido el premio Un Impulso Colectivo-Cortometrajes y Four deaths (Roger Alsina Uribe, 2024), que ha obtenido una Mención Especial del Jurado. El Premio de la Crítica ha recaído en la producción argentina Vera y el placer de los otros (Federico Actis, Romina Tamburello, 2023), que ya fue reconocida con el premio a la Mejor Dirección en la Competencia Argentina del Festival de Mar del Plata. Los Premios del Público han sido para el largometraje HLM Pussy (Nora El Hourch, 2023), que ya se puede ver en España en salas de cine, y el cortometraje Els buits (Isa Luengo, Sofia Esteve, Marina Freixa Roca, 2024), que ganó el premio a Mejor Cortometraje Documental en el Festival de Málaga.

Nuestro recorrido por la programación del festival Visions du Réel 2024 habla en esta ocasión de películas que abordan la memoria como fragmentos permanentes que ayudan a explicar el presente, pero también nos adentramos en ensayos cinematográficos que reflexionan sobre la posición que ocupa el ser humano dentro de su entorno. 

Fragments of ice

Maria Stoianova

Ucrania, Noruega 2024 | Competición Internacional | ★☆


El mismo año que nació la directora Maria Stoianova (1986, Ucrania), su padre consiguió una cámara de video con la que comenzó a grabar a su familia y los viajes al extranjero que le posibilitó el hecho de ser patinador artístico en el conjunto ucraniano Ballet on Ice. Para Mykhailo salir de la Unión Soviética suponía una liberación de la que quiso dejar constancia a través de imágenes que la realizadora utiliza para contar la historia reciente de Ucrania envuelta en un relato familiar que se desarrolla entre 1986 y 1994. Fragments of ice (Maria Stoianova, 2024) está compuesta únicamente por estas imágenes granuladas que nos transportan a un país ahora desconocido a través de una perspectiva única. Pero Mykhailo solo grababa con su videocámara cuando salía de las fronteras soviéticas, no cuando efectuaba giras por el interior, algo que no estaba interesado en mantener en la memoria videográfica. La edición de la película fue comenzada por el montador Viktor Onysko, quien decidió alistarse en el ejército cuando Rusia invadió Ucrania, muriendo en combate en diciembre de 2022, dejando también sin terminar otra película que está dedicada a su nombre, The editorial office (Roman Bondarchuk, 2024). Las dos capas de este documental están compuestas por lo que vemos en pantalla y lo que la propia directora narra, a veces contrastando la realidad oficial mediante la lectura de informes procedentes de los archivos del Ballet y la realidad personal que vivió con su familia cuando era niña. Si los continuos viajes al extranjero parecían un privilegio al alcance de pocos soviéticos, los videos caseros muestran un apartamento con cajas apiladas esperando el momento en que puedan permitirse comprar su propia vivienda. Pero cuando lo consiguen en 1992, no solo se trata de un piso que se desmorona, con cucarachas que caen del techo, sino que la primera noche descubren que unos ocupantes ilegales han cambiado la cerradura, y su padre se mantiene despierto, pistola en mano, por si tratan de volver a ocupar la vivienda.

Igual que esta idea de fragmentos de hielo refleja la permanencia de una memoria congelada, también hay en Fragments of ice una constante referencia al desmoronamiento, el que protagonizó la progresiva desintegración de la Unión Soviética. El intento de golpe de Estado en 1991 encontró a Mykhail trabajando en Australia, el mismo año que se producía la separación de las antiguas repúblicas soviéticas. Una de las imágenes capturadas por la cámara de video es una discusión amable protagonizada por el periodista estonio Urmas Ott, para quien "un comunista es solo un tonto, mientras que un capitalista es una persona alegre, normal". Este sueño que parecía inalcanzable de abrazar la economía de mercado acaba impregnando buena parte de las grabaciones de Mykhail en el extranjero, pero también reflejan una cierta incredulidad hacia la posibilidad de que la Unión Soviética se disuelva. La construcción de esta memoria colectiva a través de la mirada personal consigue introducirnos con sutileza en un estado de ánimo que se transmite en las celebraciones familiares, aunque la presencia de la madre parezca difuminada dentro del conjunto, adjudicándole un papel meramente secundario. La voz en off de Maria Stoianova nos dirige a través de sus propios recuerdos, a veces con una densidad entre lo que escuchamos y lo que vemos, que lucha constantemente por mantener el interés del espectador, demasiado abrumado por la sucesiva recopilación de información. Mientras que la película estaba planteada en un principio como una reflexión sobre las ilusiones que despertaban los viajes al extranjero en contraste con una realidad incompleta, el intervalo tras la invasión de Rusia y la muerte de Viktor Onysko, y el regreso a la sala de edición con Maryna Maykovska como nueva montadora, cambió el punto de vista hacia una reflexión sobre la necesidad de encontrar una identidad propia, lo que impregna la última parte de la narración. Con ciertas dificultades para enfocar emocionalmente este recorrido por una historia familiar en un contexto sociopolítico complicado, Fragments of ice utiliza la memoria para definir la necesidad de entenderse como nación antes de tratar de entender su entorno.

The Song of others

Vadim Jendreyko

Suiza 2024 | Competición Internacional | ★☆

La última película como director de Vadim Jendreyko (1965, Alemania) comienza con imágenes del río Rin, donde se bañaba cuando era niño en la región suiza de Basilea. El cineasta cuenta en la narración que en la escuela descubrió que el río es fronterizo, recorriendo y separando diferentes países, y que sus padres le hablaron de la Segunda Guerra Mundial que vivieron cuando eran niños. "Para mí eso era simplemente historia", afirma, dispuesto a sostener otra perspectiva del río, no como aquel que separa, sino como el que une a lo largo de los países por los que transcurre la cuenca del Rin, estableciendo conexiones en el Centro de Europa. La pregunta ¿Qué es Europa? permanece constantemente a lo largo de este viaje que trata de encontrar los vínculos entre la realidad mitológica de la princesa que fue secuestrada por Zeus y la realidad actual de un territorio que a pesar de los esfuerzos no encuentra el equilibrio necesario para mantener la paz. Vadim Jendreyko ha dirigido algunos largometrajes como La mujer con los 5 elefantes (2009) que fue nominado a los Premios del Cine Europeo, pero sobre todo ha producido películas como Taming the garden (Salomé Jashi, 2021). El director-narrador elabora un ensayo en el que parece intentar encontrar esos puntos de unión entre diferentes territorios, razas y religiones. El título The song of others (Vadim Jendreyko, 2024) hace referencia precisamente a una frase de un músico que forma parte del Coro Pontanima de Sarajevo, una formación interreligiosa en la que cantan juntos musulmanes, cristianos, serbios y croatas: "Después de la guerra era imposible que unos cantaran las canciones de otros", recuerda este músico. Pero la existencia del coro refuerza la narrativa del director, aunque la película comienza precisamente en una frontera, el muro que está construyendo la Hungría de Víktor Orbán para contrarrestar la llegada de inmigrantes, como hemos visto en Democracy noir (Connie Field, 2024). El alcalde de una pequeña población por la que pasa el muro fronterizo del que no se puede permanecer a menos de 10 metros de distancia, Róbert Molnár, afirma que: "Desde el muro de Berlín no se había construido una valla en Europa para evitar el flujo migratorio".  

El recorrido tiene fragmentos de memoria como los más de 20.000 proyectiles de la Primera Guerra Mundial sin explotar que encuentra cada año un equipo de Eliminación de Artefactos Explosivos (EOD), solo en la provincia de Flandes Occidental. Aquella guerra trae recuerdos de una cruenta lucha que utilizó armas químicas y experimentó con los instrumentos de destrucción, pero que no sirvió como escarmiento para una Europa que se enfrascó después en otra guerra, como recuerdan los restos de La Guarida del Lobo, el cuartel general secreto más grande de Hitler que se encuentra en la localidad de Gierłoż (Polonia). La esperanza de un territorio que encontrara la paz se presenta como uno de los retos del nacimiento del Parlamento Europeo, en el que la película recuerda la activa participación de Simone Veil (1927-2017, Francia), una superviviente de los campos de concentración que se convirtió en una reconocida figura política que llegó a ser la primera presidenta del Parlamento. Pero esta esperanza de convivencia pacífica parece más fácil encontrarla en las representaciones del pasado y la propia naturaleza, como la que estudia el ornitólogo Tomasz Wesołowski (1950-2021, Polonia), en el bosque de Białowieża, contra cuya tala protestó públicamente en 2017, y en la que describe la armonía que se consigue a través de la diversidad y de la falta de uniformidad. O en los restos de la civilización minoica en Grecia, entre los que no se han encontrado armas o huellas fronterizas, una cultura pacífica como la que se refleja en las pinturas descubiertas en una cueva de Lofoten (Noruega). La arqueóloga Ingrid Sommerseth explica que se trata de dibujos que no muestran a hombres cazando, sino solamente a figuras bailando. Esta memoria congelada en representaciones del pasado demuestra que el hombre sí ha conseguido convivir pacíficamente, y que solo a través del conocimiento de la historia se pueden encontrar respuestas a las preguntas de la civilización actual. El restaurador de libros Nermin Ibrulj habla, sin embargo, sobre la pérdida de la memoria a través de la destrucción de bibliotecas durante la guerra en Sarajevo: "No queda memoria. A esta biblioteca solo vienen turistas, y el turismo convierte a las personas en invitados y sirvientes. En un mundo de turismo, nadie está en su propia casa". The song of others se manifiesta así como un apasionante recorrido que sostiene una búsqueda constante de ese hogar al que se persiste en separar mediante fronteras. 

Tamina - Will there ever be what used to be?

Beat Oswald, Lena Hatebur, Samuel Weniger

Suiza 2024 | Burning Lights | ★☆


Que el título de esta película incluya una pregunta es una demostración de su condición de cuestionamiento permanente. Tras la visita a un familiar en el valle de Tamina, en los Alpes de Glaris, el director Beat Oswald (1982, Suiza) comenzó a escuchar historias sobre el regreso de los lobos, que habían desaparecido hace años pero ahora se estaban convirtiendo en un problema para la población de ciervos. De nuevo junto al director Samuel Weniger (1986, Suiza), con el que co-dirigió el documental Golden age (2019), elabora un ensayo en el que no intenta colocarse en medio del debate permanente en Suiza y otros países europeos sobre la necesidad de controlar el crecimiento de las manadas de lobos (el gobierno aprobó en noviembre del año pasado un polémico plan de sacrificio preventivo del 70% de la población de lobos en su territorio). Más bien propone un ensayo cinematográfico que extiende su mirada hacia el concepto de depredador, y cuál es el posicionamiento del hombre dentro de esa naturaleza cambiante, siempre haciéndose preguntas: "¿Puede uno contar una historia sin principio ni final?". Igual que su propio planteamiento, Tamina - Will there ever be what used to be? (Beat Oswald, Lena Hatebur, Samuel Weniger, 2024) comienza como una película sobre un director de cine que quiere encontrar a los lobos de los que todo el mundo habla, aunque pocos han visto. De hecho, resulta maravillosamente contradictorio que lo primero que un guía turístico dice a un grupo que participa en un Tour de avistamientos de lobos es que seguramente no verán ninguno. Cuando encuentran unas huellas les invita a hacer fotos para que puedan decir que son de lobos, aunque en realidad son demasiado pequeñas. Es lo que el narrador denomina "tourist delight", esa especie de ilusión, de falsa realidad satisfactoria que experimentan los turistas. El turismo se ha convertido en uno de los recursos económicos principales de la zona, aunque los propietarios de un pequeño hotel familiar se lamentan de que las reservas por internet han provocado que las estancias sean cada vez más cortas.

Con tomas espectaculares del valle de Tamina y el pueblo de montaña de Vättis en el cantón de San Galo, la película se pregunta sobre la posición del ser humano en medio de esa naturaleza viva, donde la existencia de una gran central hidroeléctrica rompe el equilibrio y ha creado un paisaje diferente. Aunque pocos han visto a los lobos, estos son los protagonistas de continuos comentarios y debates que acaban siendo emocionales. Mediante cámaras ocultas que permanecen grabando las 24 horas del día, se puede rastrear el comportamiento de las manadas, que a veces se acercan al pueblo porque los ciervos huyen hacia él pensando que encontrarán mayor seguridad. Un anciano se lamenta de que ya no existen las grandes manadas de ciervos que corrían libremente por el valle, debido a la depredadora actividad del lobo. Aunque más tarde muestra con orgullo su colección de animales disecados que ha cazado en diferentes lugares del mundo. De manera que no está claro quién es el depredador en esta ecuación. "Homo hominis lupus est" es un proverbio de origen latino que define la naturaleza del ser humano: "El hombre es un lobo para el hombre". El narrador Giuseppe Spina habla sobre cómo nos hemos distanciado del contacto físico con la caza: "Las trampas son el triunfo de la ausencia, tomar distancia en la lucha contra los depredadores". Tamina - Will there ever be what used to be? parece dejarse llevar por las reflexiones para convertirse en una película que se va transformando, y que termina en una reunión familiar en medio del valle de Tamina. Las "cámaras trampa" que tanto fascinan a los hijos del director son las que tienen el cometido de capturar esa imagen tan ansiada de una manada de lobos, o quizás es un objetivo inútil. Cuando un cazador pregunta si ya ha visto a un lobo, sorprendido por la persistencia del director en regresar al valle de Tamina, muestra cierta satisfacción cuando éste le responde que no. Aunque quizás no sea su intención, la película tiene un tono melancólico que se transmite en el uso de la música: la Sinfonía Nº 5 (1904) de Gustav Mahler o la canción "Chline Kreis", del album Dini zwei band (2019, STB) del grupo suizo Stahlberger. Pero también se revela como una aventura singular que mira con curiosidad hacia un entorno lleno de vida, en el que no está claro cuál es el papel que juega el ser humano.

Un pasteur (A shepherd)

Louis Hanquet

Francia 2024 | Highlights | ★☆

FIPADOC '24: Grand Prix Documental Nacional, Mejor Música Original

También están muy presentes los lobos en esta película que consiguió dos premios en la pasada edición del Festival Internacional de Documentales de Biarritz, celebrado en enero y que en Visions du Réel se presenta en la sección dedicada a las producciones premiadas en otros festivales. Producida por France Télévision, que la estrenará este verano, se trata de una mirada a la asombrosa naturaleza de los Altos Alpes franceses a través del solitario recorrido que hace Felix, un joven pastor que conduce un rebaño entre paisajes escarpados, a pie durante 200 kilómetros por el valle de Ubaye, presionado por el tiempo para poder llegar a su destino en el plazo fijado pero también por los continuos ataques de los lobos que pueden llegar a matar a más de veinte ovejas algunas noches. Un pasteur (Louis Hanquet, 2024) se recrea en los paisajes y ofrece imágenes majestuosas que destacan especialmente en la primera parte de la película, cuando se centra principalmente en el trabajo de Felix, un joven taciturno que lee poemas de Fernando Pessoa que a veces le graba a su padre, como "El guardador del rebaño" de su libro Los poemas de Alberto Caeiro (1978, Ed. Visor Libros): "Mi alma es como un pastor, conoce el viento y el sol, y anda de la mano de las Estaciones, siguiendo y mirando". Louis Hanquet ha trabajado como asistente de dirección en películas de Sébastien Lifshitz como Una niña (2020) y Madame Hofmann (2024), del que ha recogido esa sensibilidad a la hora de acercarse a los personajes principales, transmitiendo en este caso la soledad del pastor y la naturaleza repetitiva de su labor. Cada mañana Felix se levanta para revisar el ganado, capturando aquellas ovejas que están marcadas por el ataque de los lobos, algunas con mordiscos en la cara. En las conversaciones que mantiene con su padre Francis y otros pastores de regreso a su casa en la región de Haut-Var, muestra su preocupación por el hecho de que estos ataques sean cada vez más frecuentes. Uno de los pastores comenta que "no me importa que cacen a alguna oveja, pero cuando atacan a hembras jóvenes estamos perdiendo toda una generación". Se trata de un riesgo que asumen como un peaje inevitable pero preocupante para mantener la pastoría tradicional, que recorre las montañas en un terreno tan escarpado que hasta las provisiones tienen que ser suministradas por helicópteros. 

Un pasteur tiene a veces la textura de un western entre paisajes que empequeñecen la figura del hombre, lo que está subrayado por los planos amplios que muestran al pastor en lo alto de una colina observando el paso del rebaño. Es una película silenciosa y contemplativa que aumenta la presencia de los humanos en una segunda mitad en la que se reúnen intercambiando experiencias o cantando alrededor del fuego, aunque se mantiene esa mirada melancólica de Felix, a veces absorto en medio de estos encuentros, capturando la atención de la cámara. De otoño a primavera, el protagonista cuida del rebaño familiar en los Pre Alpes franceses, esperando los nacimientos de nuevos terneros y participando en la campaña de esquila de las ovejas. La presencia inquietante de los lobos se muestra a través de cámaras térmicas tomadas de un equipo de investigación del comportamiento de las manadas en las que vemos sus sombras acechando como una figura fantasmagórica. Es una elección interesante que cuestiona el carácter naturalista y de observación del resto de la película, utilizándose como una alegoría de las ansiedades que enfrentan los pastores, sobre todo en una secuencia que parece sugerir una experiencia onírica de Felix. La música de Julien Ribot está utilizada con sutileza, evitando las instrumentaciones más arquetípicas para introducir sonoridades de clarinete y clarinete bajo, que aporta a estas secuencias con cámara térmica una sensación inquietante. A pesar de su formato de observación, Louis Hanquet realiza un acercamiento a Felix como si se tratara de un personaje de ficción, creando un arco narrativo claro que le acompaña a lo largo de la cronología de su labor con el rebaño. La película está editada con especial delicadeza por Agathe Hervieu, que llegó al director a través de su trabajo en Vacancy (Alejandra Kandy Longuet, 2018) y Tania Goldenberg, dejando respirar las imágenes en tomas largas filmadas por el propio director. La película nos introduce en una vida que tiene un carácter atemporal, una elección solitaria que sin embargo está rodeada de una poesía que no solo se extrae de los libros de poemas de Fernando Pessoa sino también de la propia naturaleza viva y cambiante que rodea a los pastores. 


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Películas mencionadas: 

Sueños y pan se estrena en salas de cine el 19 de abril. 

Golden age se puede ver en Netflix. 
Una niña se puede ver en Filmin. 


12 abril, 2024

Visions du Réel 2024 - Parte 1: Recuperar los espacios

Recién comenzado el festival de documentales Visions du Réel, nos trasladamos desde la capital danesa Copenhague hasta la ciudad suiza de Nyon para iniciar ahora nuestra serie de crónicas dedicadas a las películas que forman parte de la programación de este veterano festival. Nacido en 1969, está reconocido como uno de los encuentros internacionales más importantes del cine de no ficción, y su nombre proviene precisamente de la intención de ofrecer diferentes "visiones de la realidad", que forman parte de los encuentros y debates que se plantean a lo largo de estos diez días, como la mesa redonda programada para este fin de semana en la que se discute sobre la reinvención de las reglas del juego político a partir del desarrollo de las redes sociales.

Visions du Réel 2024 tiene tres protagonistas principales en esta última edición: el Invitado de Honor es el director Jia Zhangke (1970, China), cuya última película, Caught by the tides (2024) se anunció hace unos días que formará parte de la Sección Oficial del próximo Festival de Cannes; el Invitado especial es el cineasta John Wilson (1986, Nueva York), que el año pasado estrenó la última temporada de su serie How to with John Wilson (HBO Max, 2020-2023); mientras que la encargada de dirigir el Atelier 2024 (taller de cine) es la directora Alice Diop (1979, Francia), cuya última película estrenada ha sido Saint Omer: El pueblo contra Laurence Coly (2022). De los tres se presenta una parte de su filmografía anterior a su reconocimiento internacional y se ofrecerán sesiones de Masterclass. La inauguración del festival tiene acento español con la última película de Juan Palacios, aunque se trata de una producción danesa, y un espacio principal en la ciudad de Amsterdam, donde precisamente reside Juan Palacios y también el director británico Steve McQueen. Estas son películas que transmiten la necesidad de recuperar los espacios, aquellos que están amenazados por el cambio climático, los que están ocupados por los recuerdos del pasado, pero también los espacios propios de un hombre que da un giro a su vida para conseguir su sueño y de una comunidad de jóvenes brasileños que quieren conquistar los cielos con sus globos aerostáticos. 

Før stormen (As the tide comes in)

Juan Palacios

Dinamarca 2023 | Sesión de Inauguración | ★☆

IDFA '23: Competición Oficial


Tras participar en la competición oficial del Festival de Documentales de Amsterdam (IDFA) y proyectarse en los festivales de Gotemburgo, Tesalónica y CPH:DOX, la última película del cineasta español Juan Palacios (1986, Eibar), que actualmente vive en Amsterdam, tiene su estreno en Suiza como película de inauguración de Visions du Réel, de manera que ha recorrido algunas de las muestras de documentales más importantes a nivel internacional en estos meses, antes de su paso por España. Se trata de una historia que se puede ver como una especie de contrapunto a Meseta (2019), su anterior proyecto, que consiguió una Mención Especial en la sección Next:Wave de CPH:DOX '19. Porque si en aquella abordaba el retrato de la España vaciada enfrentada a la sequía, en esta ocasión se centra en una isla de Dinamarca que está siendo amenazada por el crecimiento del nivel del mar. De hecho, fue su paso por Copenhague lo que provocó que un productor danés le sugiriera rodar una historia con un estilo similar, pero situada en Mandø, la más pequeña de las islas frisias en el mar de Wadden, un entorno de 8 km2 que tiene solo 27 habitantes y al que se accede por dos carreteras que emergen con la marea baja. La perspectiva que utiliza el director para presentar a algunos de los habitantes de esta zona los sitúa en una especie de limbo en el que todo permanece igual, pero con una sensación de fatalidad esperando que algún día la marea sea tan alta que cubra buena parte de la isla, como ocurrió en 1634, cuando la marejada ciclónica hundió completamente Mandø. Pero hay cierta serenidad en los habitantes de la isla, cuando se anuncian grandes tormentas por la radio, y la frase habitual que expresan es : "Solo es un poco de viento". 

Mandø está sometida a las consecuencias del cambio climático, y los ornitólogos que estudian la población de aves en la zona, reconocida como patrimonio mundial por la UNESCO, se muestran preocupados por la reducción drástica de algunas especies de aves migratorias que habitualmente se podían encontrar en la zona. Pero, como ocurría en Meseta, el director Juan Palacios y su co-directora, la antropóloga danesa Sofie Husum Johannesen, quien se encargó principalmente de establecer un contacto directo con los habitantes de Mandø extrayendo las historias que serían utilizadas después como narrativas, centra su mirada en un protagonista principal y algunos personajes secundarios. Gregers es uno de los vecinos más jóvenes de la zona, un hombre de 45 años entre una población que supera los 70, y que participó en los años noventa en un programa de televisión en el que mostraba su deseo de salir de la isla y convertirse en piloto. Esta grabación en VHS captura los deseos no cumplidos de su juventud, la permanencia en este espacio en el que el tiempo parece haberse detenido, marcado por una resignación que se expresa cuando su sobrino le pregunta si le gustaría vivir en el continente y él permanece callado. Pero también hay un deseo de abandonar esa vida solitaria, aunque sea presentándose como candidato para el reality Granjero busca esposa, y se introduce algún apunte de humor melancólico cuando el mapa de ubicación de la aplicación de Tinder le indica que no hay perfiles a su alrededor. 

El estilo del director pasa por extraer minuciosamente la realidad de las vidas de estas personas, pero más que un documental de observación As the tide comes in (Juan Palacios, 2023), es un documental de planificación. Hay una preparación de las escenas que surgen de los pequeños detalles cotidianos de los habitantes de Mandø: la anciana Mie cumple 99 y 100 años, lo que marca el espacio temporal de la película, algunas vecinas se reúnen alrededor de un sistema de radiofrecuencia que utilizan para jugar al bingo con vecinos de otras islas, los autobuses tractores transportan a los turistas que visitan la zona contando la historia de la inundación de 1634 y por tanto recordando a sus habitantes el inevitable futuro que les espera. Ingeborg acude a la tienda de Ellen y conversan cómo les afectan las noches de luna llena, mientras Søren parece disfrutar sacando los temas de conversación que más molestan a Gregers mientras toman un café, como la escasez de recursos que aporta el gobierno danés para ayudar a la zona, o la protección natural de las especies de aves como los gansos. "La UE les protege, por eso quiero que salgamos de esa maldita Unión Europea", afirma Gregers. Pero esta mirada humanista está envuelta en una observación del entorno, a través de planos amplios, que reflejan la exuberancia del paisaje y sus contrastes, como una zona de la isla en la que hay tanques y coches militares abandonados desde hace tiempo. También director de fotografía, Juan Palacios utiliza las últimas horas del día para extraer la belleza, pero también la desolación de un lugar destinado a desaparecer. El espléndido diseño sonoro de Peter Albrechtsen (1976, Dinamarca), que ha trabajado en documentales como Riders on the storm (Jason Motlagh, Mark Oltmanns, 2023) y películas de ficción como Posesión infernal: El despertar (Lee Cronin, 2023), establece una cierta musicalidad en el crecimiento de las mareas y la sonoridad de las aves que pueblan la isla. La película adopta así una atmósfera temporal que espera la llegada de un acontecimiento decisivo, una especie de calma antes de la tormenta que aporta un sentimiento de fatalidad.

Balomania

Sissel Morell Dargis

Dinamarca, España 2024 | Grand Angle | ★☆

CPH:DOX '24: Dox:Award


La directora hispano-danesa Sissel Morell Dargis tiene una trayectoria singular: trató de involucrarse en el ambiente del graffiti cuando era adolescente en Dinamarca, pero nunca se le permitió participar activamente. Cuando tenía 19 años, después de alguna experiencia en ONGs en la Patagonia, acabó viviendo en Brasil, donde sí encontró la posibilidad de introducirse en los círculos del graffiti, aunque protagonizó las noticias de los periódicos como una joven danesa arrestada por la policía en una redada. Tras realizar cortometrajes en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba), ha llevado a la pantalla un documental apasionante sobre otro ambiente underground en Brasil, los llamados "baloeiros", formado por cuadrillas de jóvenes que se dedican a elaborar grandes globos y soltarlos hacia el cielo en ciudades como Sao Paulo y Río de Janeiro. Pero se trata de una actividad prohibida por las autoridades brasileñas argumentando que pueden provocar incendios forestales y son contaminantes, de manera que los baloeiros han convertido las creaciones de sus globos aerostáticos de hasta 70 metros de largo y los encuentros para soltarlos en una labor clandestina, rodeada de secretismo. En Balomania (Sissel Morell Dargis, 2024), la directora consigue mostrar desde dentro esta actividad que no conlleva beneficios económicos (aunque a veces tienen patrocinadores) sino una especie de pasatiempo clandestino para muchos jóvenes que no tienen trabajo. Hay una competencia entre las cuadrillas que tiene relación con el orgullo de las favelas, pero que también sufre traiciones, como cuando algunos baloeiros sugieren que son los miembros de otros grupos competidores los que revelan a la policía el lugar en el que se va a soltar un globo. Durante el tiempo de filmación de la película, las autoridades brasileñas aumentan las penas de cárcel a entre tres y cinco años para quienes sean descubiertos realizando esta actividad, lo que se convierte en la razón de que cada vez sean menos frecuentes.    

Narrando la historia en primera persona, pero también convirtiéndose en uno de los personajes principales de la película, a través de la interacción personal con los jóvenes que forman parte de este ambiente, Sissel Morell Dargis consigue involucrarse dentro del mundo de los baloeiros de una manera casi inmersiva, participando incluso emocionalmente. Recuerda que una de las primeras veces que asistió a una reunión para soltar un globo gigantesco, "sentí el mismo cosquilleo en el estómago que la primera vez que me enamoré". Y ciertamente resultan espectaculares estas creaciones artísticas con grandes dibujos que acaban, como dice uno de los jóvenes, "pintando el cielo sin manchar la tierra". Pero Balomania es también un retrato de la juventud brasileña a través de una actividad que se remonta a los años ochenta, el momento de mayor esplendor en el que las cuadrillas de baloeiros competían al mismo nivel que las escuelas de samba, hasta que fueron declarados ilegales en 1998 y se vieron salpicados por algunas actividades criminales. Con una textura de documental de guerrilla, en el que a veces se siente que la directora es la única a la que se le permite grabar determinados lugares, Balomania es una película visceral en la que hay persecuciones por parte de la policía, reuniones secretas e incluso sospechas por parte de algunas cuadrillas de que ella podría ser una espía (Sissel Morell Dargis también sugiere que de hecho la policía, al tanto de que estaba grabando una película, le propuso precisamente actuar como topo). Al principio, solo la confianza que depositó en ella Sergio, uno de los baloeiros más veteranos, consiguió que fuera aceptada dentro de un ambiente que efectivamente actúa con la mentalidad de los grupos ilegales, utilizando diferentes lugares para la fabricación de los globos, de manera que si uno de ellos sufre una redada policial, solo se pierde parte del trabajo. El diseño y la creación de estas obras artísticas ("si es bonito, es arte", dice con inocente inteligencia un niño), puede llevar años para acabar ardiendo a causa del viento, como en uno de los momentos más espectaculares de la película. 

Aunque nunca se deja claro qué tipo de relación pueden tener con la criminalidad o cómo consiguen el dinero para poder fabricar los globos aerostáticos que a veces incorporan fuegos artificiales, lo cierto es que Balomania refleja con una fuerza sobresaliente la manera en que esta pasión artística se convierte en la única forma de aislarse del entorno social de las favelas en Brasil. Los encuentros para "cazar globos", cuando se ha detectado alguno lanzado días antes o desde otra ciudad que está a punto de caer, son emocionantes, y el sentido de comunidad que comparten estos grupos se transmite con cercanía. Mientras los dibujos de Rocky Balboa o Luciano Pavarotti se elevan hacia el cielo, el trabajo clandestino se convierte en un espectáculo que refleja una forma de arte singular, efímera pero cargada de un sentimiento social y comunitario que es compartido por todos. 

Glass, my unfulfilled life

Rogier Kappers

Países Bajos 2023 | Grande Angle | ☆☆

Tesalónica '24: Alejandro de Oro - Newcomers Competition


El día antes de la inauguración oficial, el festival programó una sesión de pre-inauguración con esta curiosa película que se estrenó en una sesión especial el pasado IDFA '23. El casi debutante director Rogier Kappers (1963, Países Bajos) elabora un entretenido ejercicio de autoficción en el que describe un sueño que se ha convertido en forma de vida, pero que también plantea una inteligente reflexión sobre la madurez y tratar de recuperar nuestro propio espacio a través de decisiones que pueden parecer insólitas. Aunque al principio de la película se muestra algo decepcionado con su vida, en realidad no parece ese tipo de perdedor que podría necesitar un cambio radical para agarrarse a la última oportunidad de ser lo que siempre ha querido ser. Como narrador, hablando de sí mismo en tercera persona, se describe como "un hombre afortunado. Tiene dos hijos preciosos de dos ex-esposas. Sus padres todavía viven. Rogier tiene un pequeño apartamento alquilado en la ciudad, una pequeña casa en el campo, una autocaravana, un scooter, un piano, dos guitarras...". Sin embargo, cada noche trata de encontrar pareja infructuosamente a través de aplicaciones de citas, pero lo único que encuentra son las historias de éxito de gente más joven en internet: "Si muriera mañana, ¿qué dirían de él en su funeral?". Su sueño siempre ha sido dedicarse a la música, por lo que decide iniciar un proyecto de vida que parece poco sensato: ser músico callejero, pero utilizando lo que se denominan copas musicales, lo qué él mismo llama "órgano de cristal".  Se dice que este instrumento formado por copas con diferentes niveles de agua fue inventado por el irlandés Richard Pockrich y se hizo muy popular en el siglo XVIII. En la serie Benjamin Franklin (Apple tv+, 2024) podemos ver la recién creada armónica de cristal, una versión más sofisticada del instrumento que desarrolló el político norteamericano. 

Glass, my unfulfilled life (Rogier Kappers, 2023) describe cómo el director trató de alcanzar su sueño durante siete años, construyendo su propio órgano de cristal y lanzándose a las calles de Ámsterdam con tanta fortuna que después de poco tiempo consigue un contrato con una empresa de representación de artistas y una primera actuación en un centro comercial de... Dubai. Pero éste solo es el comienzo de una historia que ofrece algunos giros sorprendentes, en la que el camino nunca es recto y las decepciones son tan frecuentes como las satisfacciones. Si Rogier Kappers consiguió alcanzar su sueño es algo que solo se revela en el documental, pero lo que sí ha logrado es contar su historia a través de una película premiada en el Festival de Tesalónica, que tiene a un protagonista empeñado en no rendirse. Aunque en algunos momentos hay cierto escepticismo en su entorno familiar, también cuenta con un apoyo incondicional. Su padre, un profesor de Griego retirado que busca en los libros la frase que mejor resuma su vida, le acompaña a un concierto del compositor estonio Arvo Pärt y Roger tiene la posibilidad de preguntarle si alguna vez pensó en componer música para un órgano de cristal. La película está narrada por el propio director como si fuera una especie de cuento, refiriéndose a sí mismo en tercera persona, lo que ofrece algunos toques de ironía y sentido del humor que hacen más cercana la historia. Ciertamente, a veces el documental transmite la sensación de que todo es más casual de lo que seguramente ha sido y algunos momentos destacados no aparecen desarrollados, posiblemente por cuestiones de derechos musicales, como un concierto en el que interpretó la música de Alexandre Desplat para La forma del agua (Guillermo del Toro, 2017) que se puede ver en YouTube. Glass, my unfulfilled life es una película tan sencilla como encantadora, que transmite ese mensaje positivo sobre tratar de conseguir los sueños a pesar de los obstáculos o, como le dice su padre en una de sus muchas conversaciones telefónicas: "Si realmente crees en ello, tienes que superar todas las adversidades". 

Occupied city

Steve McQueen

Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos 2023 | Sesión Especial | ★☆


En más de 1.100 ciudades de 16 países europeos que fueron ocupados durante la 2ª Guerra Mundial se pueden encontrar los llamados Stolpersteine, adoquines con placas que recuerdan los nombres, año de nacimiento, año y lugar de deportación y el destino que sufrieron las víctimas del Holocausto. Estas placas se encuentran situadas delante de las viviendas que fueron sus últimas residencias conocidas, y sirven como recordatorio sutil pero permanente de las miles de personas que sufrieron la persecución del nazismo. El proyecto nació como una idea del artista alemán Gunter Demnig y se ha extendido a países como Bélgica, Francia, Croacia, Noruega, Polonia, República Checa y Hungría. De una manera parecida funciona el proyecto cinematográfico creado por el realizador Steve McQueen (1969, Reino Unido) y su esposa Bianca Stigter (1960, Holanda), que toma el planteamiento principal del libro que ella publicó con el título Atlas of an Occupied City: Amsterdam 1940-1945 (2019), una recopilación de datos que describe a través de cientos de direcciones en las calles de Amsterdam lo que sucedió en las esquinas y detrás de las puertas durante la ocupación nazi, de manera que muestra una visión diferente de la ciudad actual manteniendo viva la memoria del pasado. Bianca Stigter también realizó la película Tres minutos: Una exploración (2021) en la que partía de un fragmento de archivo de tres minutos que mostraba a los habitantes de un pequeño pueblo polaco para rastrear el destino de las personas que aparecían en esas imágenes. Occupied city (Steve McQueen, 2023), que se estrenó en el Festival de Cannes el año pasado, toma como estructura la misma relación de direcciones y hechos, ahora narrados con un tono monocorde por la actriz Melanie Hyams, pero contrastando el relato del pasado con las imágenes del presente en las calles de Ámsterdam, provocando una mirada interrogante que se cuestiona sobre la necesidad de no olvidar. La mayor parte de las imágenes fueron grabadas durante la pandemia del coronavirus, lo que le da una perspectiva singular. Uno de los anuncios de las autoridades locales que se escuchan a través de la radio establece un toque de queda, recordando que la última vez que se ordenó una medida excepcional como esa fue durante la 2ª Guerra Mundial. De forma que el pasado, a pesar de lo que muestren unas imágenes pobladas por jóvenes y familias despreocupadas, está permanentemente presente en una ciudad donde persisten las huellas de la ocupación. 

La decisión de no provocar emociones de manera artificial establece una cadencia y una estructura que puede sentirse monótona al principio, pero que va absorbiendo al espectador conforme se desarrolla, capturando imágenes cotidianas rodadas durante tres años en 35 mm. con un formato 4:3 que remite a las películas documentales británicas de los años sesenta. Vemos a los actuales habitantes de casas en las que una vez estuvieron escondidas familias de judíos, fachadas de edificios que fueron alguna vez el primer bar de Amsterdam en el que se colocó el cartel de prohibición de clientes judíos o una tienda de Armani en una casa donde permanecieron ocultos algunos de los perseguidos durante la ocupación. La actividad escolar es constante en un colegio que fue un centro de interrogatorio alemán, igual que en la concurrida plaza Dam donde una manifestación que celebraba la liberación en 1945 se convirtió en un baño de sangre atacada por un grupo de nazis que dispararon desde el balcón del Groote Club. Se recuerda que el 75% de la población judía de Amsterdam no sobrevivió a la ocupación, perdiendo unos 60.000 judíos de los 80.000 que la habitaban, datos numéricos fríos que recuerdan sin embargo la magnitud del horror. Los relatos del pasado se superponen a las imágenes del presente a veces dialogando para establecer una mirada que se interroga sobre la capacidad de olvidar en una ciudad como Amsterdam que está siempre en constante movimiento: hay manifestaciones antivacunas durante la pandemia, pero también concentraciones para alertar sobre el cambio climático, contrastando las preocupaciones de una sociedad pacífica con la opresión de una ciudad que fue ocupada. Occupied city se extiende a lo largo de cuatro horas y media con un intermedio de 15 minutos en las proyecciones en las salas de cine y está concebida como una película que establece momentos de pausa en el relato para permitir al espectador una reflexión, generalmente apoyada en la música del violonchelista afincado en Glasgow Oliver Coates (1982, Reino Unido), que recientemente ha compuesto la banda sonora del largometraje Aftersun (Charlotte Wells, 2022) y de la serie Mary & George (SkyShowtime, 2024). Hay quien considera que la película funcionaría mejor como una instalación que no necesite la observación constante del espectador, pero esa no parece ser la intención. Al elegir un formato cinematográfico y una estructura narrativa inamovible hay una clara invitación a dejarse atrapar por las imágenes y la voz en off, dentro de su tono uniforme, que descubren dos Ámsterdam diferentes: una que recuerda y otra que parece olvidar. 


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Películas mencionadas: 

Saint Omer: El pueblo contra Laurence Coly se puede ver en Filmin. 
Posesión infernal: El despertar se puede ver en HBO Max y Movistar+.
La forma del agua se puede ver en Disney+. 
Aftersun se puede ver en Mubi.